“Nuestra tarea es luchar contra Trump cada día y tener una visión clara de un país
más justo”.- Bernie Sanders
En una de las movilizaciones laborales más extensas de las últimas décadas en
Estados Unidos, decenas de miles de personas —incluidos sindicalistas,
migrantes, estudiantes y defensores de derechos civiles— marcharon en más de
mil ciudades y pueblos para rechazar las políticas del presidente Donald Trump y
denunciar el creciente poder de la oligarquía económica. Bajo el lema “Por los
trabajadores, no por los multimillonarios”, las protestas marcaron el primero de
mayo con un carácter claramente político y social.
La jornada fue encabezada por figuras destacadas del movimiento
progresista, entre ellas el senador independiente Bernie Sanders, quien en
Filadelfia arremetió contra lo que calificó como un “gobierno de la clase
multimillonaria, por la clase multimillonaria y para la clase multimillonaria”. Durante
su discurso, denunció que el 60% de los estadounidenses vive al día y que un solo
individuo posee más riqueza que más de la mitad de la población. “Nuestra tarea
es luchar contra Trump cada día y tener una visión clara de un país más justo”,
sentenció.
Sanders también instó a rescatar el ideal democrático de “una persona, un
voto” frente a la creciente influencia del dinero en las elecciones, al tiempo que
recordó que el “Primero de Mayo” nació en suelo estadounidense en 1886 como
una lucha por derechos laborales básicos. En esa línea, enfatizó la necesidad de
fortalecer el movimiento sindical, aumentar el salario mínimo y garantizar que
ningún trabajador a tiempo completo viva en la pobreza.
En paralelo, el movimiento ciudadano 50501, surgido de foros digitales y
que promueve la acción descentralizada, organizó más de mil protestas
simultáneas. La agrupación critica lo que considera una “toma de poder de los
multimillonarios” en la segunda presidencia de Trump y condena medidas como
deportaciones sin debido proceso, recortes a programas sociales y la erosión de
derechos civiles y laborales.
Las manifestaciones —con fuerte presencia en ciudades como Chicago,
Nueva York, Atlanta, Los Ángeles y también en bastiones conservadores—
contaron con el respaldo de gremios como el sindicato automotriz UAW, el de
empleados de servicios SEIU, el de maestros AFT y la central AFL-CIO. Destacó
también la participación activa de comunidades migrantes, muchas de ellas
integrantes de los propios sindicatos, reafirmando el papel histórico de los
trabajadores inmigrantes en el renacer del Primero de Mayo en EE.UU. Algunos
líderes laborales, como Sara Nelson (AFA) y Shawn Fain (UAW), sugirieron que el
movimiento sindical considera convocar una huelga general nacional, una acción
inédita en décadas en el contexto estadounidense, con miras al 1 de mayo de
2028.
Las protestas, que se dieron tras los primeros 100 días de un segundo
mandato de Trump caracterizado por una creciente polarización política, reflejan
un nuevo ciclo de movilización social en el país. Con pancartas que iban desde
“Aquí no hay reyes” hasta “Tantos crímenes, tan poca cartulina”, la jornada
sintetizó una convergencia de causas y sectores que, según líderes como
Sanders, podrían constituir la base de una coalición amplia contra la autocracia y
la desigualdad.