El debut como director de Ray Mendoza, veterano Navy Seal con casi 20 años de servicio activo y una medalla al valor, que se ha dedicado como asesor técnico a dotar de realismo al cine bélico del Hollywood actual, resulta tan refrescante como intenso, riguroso e incluso doloroso. A diferencia de espectáculos en los que ha trabajado anteriormente, como ‘Acto de valor’, ‘El único superviviente’ o ‘Milla 22’, ‘Warfare: Tiempo de guerra’ es un baño de agua fría o, mejor dicho, de sangre caliente, donde lo que realmente importa y queda retratado es el miedo, el dolor, la violencia y el terror de una situación de pura supervivencia, donde el heroísmo consiste en conservar la vida, la propia y la del compañero, ante un enemigo casi invisible e inasible. No cabe duda de que esta impronta que convierte ‘Warfare: Tiempo de guerra’ en un antihazañas bélicas claramente pacifista procede de su codirector, Alex Garland, a quien Mendoza asesoró en su anterior película, ‘Civil War’. Es el sesgo humanista de este quien impone al film un tempo real estricto, un retrato hiperrealista de personajes y situaciones y una cámara inmersiva que traslada al espectador al interior del horror, el horror, sin darle tregua ni respiro.
