El Departamento de Seguridad Nacional reporta avances “históricos” en deportaciones, aunque la cifra aún está por debajo de la meta de un millón impuesta por la Casa Blanca.
Los Cabos, Baja California Sur .- El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) informó este lunes que ha deportado a más de 500 mil inmigrantes indocumentados desde el inicio del segundo mandato del presidente Donald Trump, en enero de este año.
Según el reporte, las cifras incluyen deportaciones realizadas por distintas agencias federales, entre ellas el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Los datos abarcan también a personas que fueron rechazadas en la frontera o en puertos de entrada y que nunca residieron formalmente en territorio estadounidense.
A pesar del incremento en los operativos, funcionarios del Gobierno reconocen que las deportaciones aún están por debajo del objetivo de un millón anual fijado por la Casa Blanca.
En un comunicado, la portavoz de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, destacó que la actual administración ha devuelto la operatividad a las agencias migratorias:
“El presidente Trump y la secretaria Noem han reactivado una agencia que estuvo atada de manos e impedida de hacer su trabajo durante los últimos cuatro años. Frente a un número histórico de medidas cautelares de jueces activistas y amenazas a las fuerzas del orden, el DHS, ICE y CBP no solo han cerrado la frontera, sino que han logrado avances históricos para cumplir la promesa del presidente Trump de arrestar y deportar a extranjeros ilegales que han invadido nuestro país”, afirmó.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, también destacó sus campañas para fomentar la salida voluntaria de migrantes, mediante publicidad y programas de incentivos económicos, con el fin de reducir la presión sobre los centros de detención y agilizar los procesos administrativos.
Aunque el Gobierno celebra los avances, expertos en migración advierten que las cifras reflejan un endurecimiento sin precedentes de las políticas migratorias y un clima de creciente tensión en la frontera sur.